martes, 1 de marzo de 2016

REFLEJOS DE MEMORIA


Porque nadie tiene más sed de tierra, de sangre y de sexualidad feroz que estas criaturas que habitan los fríos espejos. “La Condesa Sangrienta”, Alejandra Pizarnik, 1971.

En la canícula del abochornado estío vago amodorrado por la memoria de esas antiguas tardes donde huíamos de todo y de todos, por tus ternuras que me estremecían en medio del ceremonial de los intensos deseos, por el silencio del amor que persiste oculto e inconsumado como un oro enterrado. Allí donde nos íbamos secretos a transpirar juntitos por los calores del furtivo encierro, desnudos, sudorosos, enviciados en el sabor del sudor en la piel, ese bocatto di cardinale, y el relente de las tibiezas traspasadas que encendían los atardeceres como un anticipo inolvidable de las solitarias noches que iban a venir. Merodeo por aquellos inviernos arropado entre tus sábanas, hundido en tu cuerpo, lento y disperso entre mis labios en tus pezones y mi mano bajo el pudoroso “tuto”. Persevero inclemente en tus contornos difuminados en el espejo que te vierte indecisa, en tus negaciones a entrar en el oscuro túnel que desemboca en tus instintos, te estoy imaginando describiendo escribiendo de memoria, sin una imagen tuya, aunque sea vestida, con la esperanza insobornable que día vendrá en que volveré a delinear tus contornos a ojos vistas y mis manos palpando tus dulces sinuosidades. Recupero aquellas lujuriosas instancias en el reflejo de tu cuerpo en el azogue delineado por las memorias de cierto lugar a ciertas horas de las tardes de los años antiguos, sabiendo que ahora la rosa se abre y se envanece (i), repaso en la confusa urdimbre del tiempo los momentos sin olvido, oculto en la solitaria flor de loto del quieto estanque de tu jardín, y en los colores de los peces inquietos del estanque de mi bosque, que es también un silencioso reflejo del tuyo.

(i) “Dulce soñar”, soneto de Blanca Barojiana


No hay comentarios: