(Collage)
Tu sexo, una mariposa negra. Y no
hay metáfora: entró por la ventana y fue a posarse entre tus piernas (i). Tu
sabor y tu aroma revolotearon todo el día a mi alrededor. Nubes de mariposas y
sueños zumbando alegres, neblina dulce hinchando con suspiros mi pecho. Mi mano
extrañando la tibieza de tu espalda, descifrando los secretos de tu piel. Y en
el costado izquierdo, hundido, sepultado, el sable agudo de tu ausencia (ii). Qué
locura me inventas carne en giros en plena luna llena y tú desafiando la
violencia de los lobos, con las piernas por ego, con tus ojos eslavos y esa
densidad de reina que ataca mi silueta retorcida y esquiva. Qué locura te
inventas mariposa gitana, nocturna, detén tu lengua ahora el alivio del hambre
en esas selvas que riegan tu fragilidad. Detén por un instante el apetito, vuela
sobre mí, anida en este sexo devórale las hojas a su árbol (iii). Chisporroteos
del toronjero que sale del ano flagelado por el arcángel incestuoso, parasoles
sin quitalunas sobre el altar de la niña de ebonita con mariposas en el
sacramento de su sexo (iv). Porque evoca en sus alas el rosado nácar de tu
vulva cuando se abre a ser penetrada y es flor marina en su salada potestad de
tu pubis urgente, corola alada fulgurante vertida en el espeso polen lechoso,
mariposa voraz de palpitante aleteo, sigilosa entre el musgo oscuro y la
mórbida juntura del tibio mármol de tus muslos (v). Ha venido a dormirse en tu
vientre una mariposa de sombra (vi).
(i) Mariposa. Francisco Hernández
(ii) Aroma Mariposa. José Luis Mendoza Aubert
(iii) Mariposa Gitana. Abel G Facundo
(iv) El Jardín de las delicias. Alexis Naranjo
(v) Mariposeída. Raúl Franquesa
(vi) Poema 8. Pablo Neruda
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