jueves, 16 de julio de 2015

MARA


He visto, observado, mirado, espiado, disfrutado, gozado, sus fotografías, una a una, con detalle, de lejos, en close-up y en su máxima ampliación posible, he gozado esos pelitos que se asoman por el lado de sus bragas mientras lee el periódico, y he seguido centímetro a centímetro la línea roja de su colaless incrustado entre sus pomposos glúteos hasta casi sentir en mi nariz el perfume y la tibieza de esa carne enviciante, y debo diferir de otros juicios ajenos, sigue de comérsela!, voluptuosa, ampulosa y calentona, deliciosa!, es cierto que sus muslos estás mas delgados, que sus glúteos poseen ahora algo menos de esa carnalidad provocativa, pero siguen igual de incitantes, y su rica tetamenta uf! Bocatto di cardinale para un edípico vicioso y pervertido como el suscrito, quizás un poquito más caída, pero igual me pasaría una noche entera, si me lo permitiese, aferrado a sus pezones, mamando, chupando, mordisqueándolos mientras me masturbo lentamente hasta entrar al onanista nirvana, y que espectáculo más inquietante para un pervertido voyerista como este su servidor ver esas tetas flotando en el agua azul... ah! paraíso! No, no hay desmejora, como toda mujer preocupada de mantener su atractivo sexual para su macho y/o los que la miran hambrientos por ahí donde sea que se paseé, ella está equilibrando los naturales efectos de la edad enemiga con ese adelgazamiento que parece absurdo a ojos de un vicioso de carnes abundante. Por lo demás su atractivo más notorio, esa boquita picuda, succionante, chupadora, que parece estar siempre buscando beso o succión, con sus artes de los goces orales, sigue escandalosamente vigente, doy fe. Sea este mi modesto homenaje a nuestra Mara, como constancia eterna de que sigue igual de calentona! Amén.

Nota del autor.- Se le llama Mara a la entidad que intentó evitar que el Buda Siddharta Gautama alcanzara la iluminación y destruyera el Ego.


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