“Me
siento feliz que todavía inspire todo eso”. M.L.
Todo el negro se sostiene incitante sobre tu
perfecta silueta de morena sirena, todo lo oscuro te abraza sensual y te dibuja
sobre la perfumada canela de tu piel oscura. Todo tu pelo se esparce en suave
maraña enredando en los dedos los ardientes deseos, su oscuro y rizado paraíso
con su afro lujurioso hace soñarlo dormido sobre la almohada. Toda la
transparencia voluptuosa se aferra a tus pechos fecundos, a ese abismo mullido
y tibio que separa esas dos lunas llenas. Todo el negro cuero dibuja las curvas
de tus excitantes caderas bailanteras, de tus lúbricos muslos sabrosones, de tus
piernas de dura miel carnal. En ti la raza prieta florece desde los trópicos
lejanos, en tu cuerpo deseable se confabulan los soles y los siglos, todo en ti
eleva y yergue y endurece con su deliciosa negrura. Voy en ti en viaje por ese ceñido
rojo coral al imposible destino de aferrarme a tu cuerpo invadiéndolo de
húmedos besos soñados, bebiendo en sediento silencio de tu boca y del agua
encendida por el mórbido cauce que entre tus senos se abre en tu escote, voy tatuado
en tu piel ebrio de su dulce aroma, ávido de verme repetido en el nocturno de tus
ojos, de sentir en mí tus manos y sus caricias urgentes, voy viajero sumido en
tus mullidas palomas como un solitario y extasiado caminante, voy inserto en la
flor rizada de tu vulva como un potro encelado, voraz y sumergido en tu aceitunado
cuerpo deseado viajando contigo lejana para tenerte imposible conmigo.
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