Para Cris
Ayer fui por el rojo de fuego y deseos para
acariciar a mano limpia la tersa suavidad de tus muslos, su pálida tersura, su erótica
consistencia carnal, su sexualidad persistente que estremece los huesos y
desata las urgentes lujurias. Fui por el blanco de nieves eternas para amasar
la mullida blandura de tus pechos, su voluptuosa amplitud, su tierna
sensualidad y hundirme en tu escote por el abismo del canalillo y ahogarme en
sus tibiezas de palomas dormidas. Fui por tus ojos y su misterioso celeste de
cielo triste para acercarme sigiloso al intenso rojo de tu boca y atrapar los
besos que se echan a volar cada vez que sonríes. Ahora voy rumbeando por los
múltiples colores de tu blusa intentado el asalto voraz de tus pechos, por el
arcoíris que va de tus ojos color celeste misterioso de cielo abrumador a tus
labios de rojo encendidos donde para siempre arden los besos extraviados, por
tu delicada sonrisa invisible, por la misma tristeza eterna cristalizada en tu
mirada, por la larga cabellera negra como un insoportable insomnio perfumado, por
tus brazos desnudos hasta tus manos escondidas, por la suave y tersa palidez de
la piel inalcanzable de tus muslos, por su mármol tenue, por su textura de
pétalos de rosas impuras, por la tibia fisura que apenas dejan tus piernas
cruzadas intentado el erecto asalto de tu vulva, persiguiendo el triangular
cojín rasurado de tu pubis (o el vello triangular del cojín de tu pubis, que no
lo sé).
No hay comentarios:
Publicar un comentario