Para MtaG
Blanca la espuma donde navegas por el verde
horizonte del muro, blanco vaporoso el vestido que te envuelve en su nieve, blanco
el banco donde sentada esperas que vengan tus sueños, blanca la tersa y dulce
palidez que reverbera en tu piel otoñal, blanco el inquietante escote que
atrapa la obsesiva mirada, blanco el brasier que encopa la pálidas palomas de
tu pechos, que hace burbujear el tibio canalillo, que dibuja la breve turgencia
de los maduros frutos de tus senos, blancos aun mis claros deseos que enrojecen
cada vez que te miro. Verde el muro donde te recortas con tu profunda e insistente
mirada, con tu pálida piel suave y excitante, con tu escote en un delicioso
escorzo que remarca la plenitud llena de tus senos. Azul el vestido ajustado a
tu cuerpo calcando tu insinuante silueta, apretado a tus sensuales sinuosidades
como las impúdicas caricias de mis manos que anhelan recorrerte con lenta
lujuria. Azul la cóncava curva de tu espalda, azul la tensa comba de tus nalgas,
azul el borde del cálido surco que se hunde voluptuoso entre tus pechos. Color
trigo tu pelo largo como un oleaje que ha de derramarse una noche en mi
almohada en una íntima y perfumada ceremonia. Roja tu boquita pintada de besos,
negros tu ojos buscando otros ojos. Rosado carnal la desnudez de tus brazos, de
tu rostro con su sonrisa de esfinge, de tus hombros de mármoles coquetos y de
tus voluptuosos pechos suculentos. Café oscuro serán o de un rosado tenue
quizás los pezones que coronan esas cumbres que sueñan ver mis ojos y besar mis
labios mientras las trepan y devoran con deleite hurgando en ese escorzo escondido
y egoísta.
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