miércoles, 19 de octubre de 2016

SEIS VIRTUOSOS EXHIBICIONISMOS


Para LH y más

Carne pura desnuda incitante, toda expuesta a los ojos pervertidos, tu periné y el medio surco de tu vulva visto desde abajo, tu ano cuasi virgen, esa estrecha florecita [sic] del sur, ahí las dos bocas hambrientas ofrecidas a la penetración impune. Tu sexo semi entero, la mata de oscuros vellos como un mechón rebelde, arremolinado, su surco húmedo, brillante, con su molusco lujurioso asomado entre los pétalos, una ingle en su carnal consistencia, los labios vúlvicos sonriendo verticales, esperando el miembro que los desflore. Tu tetamenta en escorzo incitante, un pezón erguido en lontananza y el otro como una tibia moneda en el primer plano, su areola con la clara tonalidad de la carne sensible que espera la succión, los labios que la aprieten, el mordisco salvaje. Tu vulva casi de frente casi abierta, mojada por los deseos, por el erótico exhibicionismo, por el hambre fálica de una verga que se hunda en ella hasta el orgasmo, por la sed de una lengua ensalivada que se envicie en su clítoris. Tu espejo cómplice, tú en cuatro con tus glúteos reflejados y la zanja anal que los divide y ofrece el escondido ano a la sodomía consentida, la difusa rajadura de tu trasero delicioso, tus ancas de hembra insaciable, tú desnuda lista para cabalgarte. Tu sexo en pleno, de frente perfecto, de clítoris a periné, el ano anhelando un beso negro, tu vulva abierta, carne empapada, rosada rosa sexual, excitante, ofrendada al miembro viril en la penetración o en la masturbación, al lamido o al dedeo, a mi depravado voyerismo pajero.


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