"Encontré esa soledad vacía y sin sentido que andaba
buscando". Soul Mountain. Gao Xingjian
Despierto abrumado de tu piel, de
esa sensualidad abarcadora de tu cuerpo, del íntimo goce visual y excitante de
tus hermosas piernas, de tus senos incendiando el escote, con la mirada
extasiada siguiendo las flechas que apuntan al tibio y suave canalillo, acariciando
la mórbida insistencia de tus hombros, de tus brazos, de tu cuello, exhausto
deliro por la mañana ante la pose desafiante en la pecadora penumbra o en el
coqueto desparpajo luminoso. Tu rostro siempre triste es una red que atrapa mis
hondas ternuras, la desolación de un amor incierto o imposible y la nostalgia
de los besos sobre tu boca lejana. Recorto tu silueta y la dejo suspendida como
una iridiscente burbuja soportando la brisa cálida de mis deseos, y eres
mariposa o pájaro o nube, inalcanzable pero real, transparente frágil cristal o
tímida greda a la espera de las manos incesantes del alfarero que la moldee a
su manera, distinta y única. Despiertas dormidas sensaciones, derramas por mis
venas cansadas el torrente quemante del dulce vino del estío, un calor que
embriaga los sentidos con la exultante promesa de acceder a los confines
sagrados de un paraíso negado. Desde la perenne continuidad de la distancia
hurgo en la grata densidad de tus imágenes, en luz, sombra y penumbras, desato
mis manos capturadas y transito las curvaturas voluptuosas de tu cuerpo, sus
dunas, sus valles, su cuenco y su cauce, deletreando los códigos salvajes de la
inocente lujuria. Por ti el inicio del día posee la consistencia de un sueño
soñado entre tus mullidos pechos, ebrio de tu aroma, de tus herméticos sabores,
de tu exquisita vigencia de niña-hembra que no sabe que me despierta abrumado
de su piel.
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