jueves, 6 de febrero de 2014

SUGERENCIAS DE CHEF HAMBRIENTO



(Les arts de la cuisine)

El aperitivo será mojito o un vino de esos de caja Tetra Pak®, muy helado, dentro de un melón tuna, escanciado en tu boca a lo ancho besable hasta las comisuras, mientras te cocino toda la tarde al vapor y a fuego lento Así que píensame y deséame con tiempo para que tus carnes se maceren marinadas en la densidad gustosa de las ansias carnales y las fantasías de esta degustación invocante. Voy desnudarte como descascarando una naranja o a lonjas como un plátano o mondarte en una espiral lujuriosa como a si fueras la manzana del pecado original,  o a pelarte como una humilde papa estremecida por que ya se siente hecha puré. Te oleré con fruición y delicadeza para encontrar en ti los antiguos aromas a cebolla, a fritanga de pescado, y tus sazones a ajo, orégano y perejil, el resabio a mariscos en salsa verde, las reminiscencias recientes a kuchen, a quesos importados. Me relameré en la sal fina que guarda el canalillo de tu escote y en esa otra íntima sal gruesa del sudor cocinero que perlará tu piel. Y luego te voy aderezar y adobar, a aliñar y condimentar según mis oscuros deseos expectaticios, te voy a cocinar o guisar calentándote con mis mejores artes culinarias, te voy a cocer y a espumar, te haré hervir con mi eterna calentura, y a freír, tostar, asar o dorar en las brasas de mi leña erecta, te voy a estofar u hornear con paciencia de chino para dejarte tierna y jugosa, a cocer y recocer hasta dejarte blandita, que te deshagas desmenuzada entre mi paladar y mi lengua, o te voy a cocinar al dente para no perder en la previa cocción la consistencia natural de tus carnes salvajes y dejarlas con una voluptuosa resistencia al ser mordida, firme pero no dura, crujiente. Todo para comerte después de ha bocados chiquitos, a breves mordiscos, y masticarte bien masticada, saborearte con calma y sorber todos tus juguitos como un pebre cuchareado, degustarte con sibaríticas delicias, trincharé tus muslos adobados con mi ardiente saliva, y los cortaré en tajadas como jamón acaramelado. Te voy a comer enterita, con la cáscara, la concha o con todas espinas, con el cuerito suave y sabroso, con las pepas o los huesitos, te voy a tragar como una ostra afrodisíaca o succionando tu clítoris como al cangrejo del erizo mientras voy catando de a cortos tragos un juguito de damasco en el cuenco de tu ombligo o bien malta con harina o con huevo derramada en tu pubis, según sea tu cariño. Te voy a merendar hasta el último bocado, la ultima miga, la última gota, y para no dejar vestigios del epicúreo banquete pasaré el pan por todo tu cuerpo mondo y lirondo embebiéndolo en tus salsas sexuales, concentradas y aun tibias para conocer el sabor secreto del paraíso. Ahora bien, sé que terminaré bebiendo un denso y dulce bajativo, será el licor embriagante de la vendimia frutal de tu vulva recién cocida o un breve sorbo de manzanilla escurrida vertical en tu sexo, pero eso aun no lo decido.

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