viernes, 22 de noviembre de 2013

DUERMES AHORA


“Yo busqué en ti la flor y el espanto”. Varelio, Summa Atica, XI.

Dormirás escondida entre las sábanas tibias de ti que te rozan como si fueran mis manos desatadas abarcando la penumbra donde buscas intranquila la piel del demonio que te susurró la demencia de lo que puede ser, la perturbadora sensación de padecer la noche como un vaho caliente que te bifurca y fragmenta, la sed que te seca la boca y te abre como un capullo esperando el rocío. Dormirás mientras yo escribo los textos que sustentan y declaran las teologías de tu cuerpo, que poseen el mapa de las cárcavas que dejó tu voz en un parque de ceibos y jacarandaes, que describen con detalles escabrosos tu silueta en el ventanal que da a los escrutinios de los ojos escondidos y las miradas hambrientas. Dormirás acurrucada en un nudo impenetrable de carnes trémulas, aferrada a la almohada con la vehemencia furiosa de la piel sin beso, sin caricias, sin los húmedos lamidos que convierten el nocturno en un viaje a los abismos del goce que justifica las miserias de este nuestro valle de lágrimas, que hace olvidar los dolores de las ausencias, de los guijarros las pérdidas irreparables y también las tortuosas torturas de los desengaños. Dormirás como si no durmieras porque te soñarás en otra noche, ahora desnuda en el mismo lecho pero ebria de los ardores de la fornicación, embebida de densos licores derramados en tus carnes revividas y redimidas de su sopor inerte, de su vagancia sin sentido ni fin ni esperanzas. Dormirás despierta para que yo, fauno demonio íncubo, venga a poseerte entre las sábanas tibias de ti en el vaho de la penumbra intranquila de tu piel y sacie esa sed que te seca la boca y te abra como un capullo para inundarte de mi incesante rocío.

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