(La suma de todas
las inspiraciones)
Son los rostros unidos en una sola cara
pensativa, en una conexión que va de tu cuerpo al mío con los mismos
estremecimientos y las mismas ansiedades. Es el beso desnudo de los fríos
mármoles que despiertan a sus deseos de piedras pulidas para ir por las
caricias de la carne tibia. Es un nosotros imaginario en un escaño de un
parque, abrazados con todas las ternuras expuestas y asumiendo las tristezas
del desconocido porvenir. Es también el invocado o insertado fantasma fálico y
voyeur enmascarado bajo la sábana para que no tengas miedo a tus miedos. Son
los labios de hilos o humos que se desvanecen a partir de un beso que aún no
alcanza a consumarse. Es el agua escurriendo por tu cuerpo desnudo con tu mano
transcurriendo por tu piel anhelante como el agua que te va erotizando poro a
poro ahogándote en un murmullo de transparente sensualidad. Es mi presencia en tu dermis, en tus células
y tu sentidos, en los sonidos, en el embrujo, en el ritmo y danza, en la magia
de los tules, los encajes, los miedos, en tu cuerpo, son mis dedos atrapando
los enloquecidos deseos y los goces prometidos. Eres tú en un bosque de
milagros vestida con los ocres crepusculares y la dulce madurez de un otoño
constante. Es el reflejo de tu imagen pensativa, enfrentada a la duda de ser
alada e inquieta libélula o quieto y subterráneo caracol. Es un volcán que
irrumpe en la altura del castillo derramando sus quemantes lavas sobre las
pieles entumecidas. Es tu renacimiento de mariposa rompiendo la coraza, los
vendajes que te ataban como una pupa oculta y encerrada en la cápsula del
tiempo perdido.
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