miércoles, 6 de noviembre de 2013

INTENSAS GEOLOGIAS SOBRE TU CUERPO


Exploro a la distancia la soledad geográfica de tu cuerpo donde están escritas invisibles las leyes del deseo como un texto visual donde las palabras sobran porque los deseos enmudecen en su intensidad desesperada. Mi dedo bordea voluptuoso el suave cono de tu ombligo, mi mano abarca incitada o limitada por tu mano tu sexo incitando o excitando tu cuerpo dormido para asumir sus ancestrales geologías. Voy descubriendo en la secuencia de imágenes el mapa de tus regiones telúricas, como un palimpsesto subliminal, oculto, codificado o secreto, confirmo en esas altas rocas grabadas de tu destierro la presencia intangible, impalpable de mí en ellas, vertida como una imponente erupción erótica, al borde mismo de la quemante rendición, que me adula y me encanta en su callado significado terrestre, y vuelves a ser barro primordial por obra de ese arte de palabras hecho de tierra y agua que ha logrado traspasarte el fuego, (aún cuando no poseo esos deseos tuyos y quizás nunca los poseeré), y tu verbo es más inquietante, es un destello (de solo un instante) que vence al miedo y entra como un oleaje en la pura e intensa excitación hasta romper en un estruendo de espumas saladas contra el duro granito de tu voluntad asediada. Fisgoneo en las entrelíneas de tus grietas como un tímido voyeur a la mujer quemándose en esa voluptuosa hoguera volcánica. Voy sintiendo en las yemas de mis dedos tu piel abrasada por la lujuria devorante, las vegetaciones que crecen en las fisuras de tus basaltos enterrados, siento tu cuerpo apegado al mío en esa danza delicadamente erótica donde un sensible fruto se yergue y una húmeda flor se abre. Dejo que fluyas por mi cuerpo hasta el deleite carnal y empapado de esa otra muerte impregnada de líticas lujurias.

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