viernes, 15 de noviembre de 2013

ITERACIONES SOBRE LO PERDIDO


“Una mujer que se desnuda es una imagen fulminante, como el sol que traspasa las nubes”. Auguste Rodin.

No importa, seguirán mis dedos recorriendo tu cuerpo como lentos caracoles extraviados en los territorios de tu sensibilidad epidérmica, mi verbo sexuado carcomiendo tus muros carcelarios esperando su derrumbe. Mi mirada voyerista te continuará acosando desnuda o semidesnuda cada vez que te bañes, te vistas o desvistas. Mi lengua empapada proseguirá creyéndose el agua caliente que humedece y escurre por tu cuerpo como quiso ser mi saliva para embeberte de mí. Persistirán mis ojos fisgones siguiendo escondidos tu reflejo desnudo en los cristales y los espejos con su voyeurisme flagrante violentando tu negada intimidad virginal hasta que te rindas a ese exhibicionismo impúdico con que te imaginé pervertido desde que conocí o soñé el dulce matiz sagrado de tu piel. Permanecerá mi cuerpo en la distancia persiguiendo tu silueta maciza con feroz voracidad cutánea para restregarse en ti lubricado por los densos sudores del agobiante calor de una tarde que pudo haber sido. Insistirán una y otra vez mis ojos de macho sediento en el exquisito espectáculo del agua escurriendo en tu piel anegada, por tu cuerpo desnudo de estatua pudorosa de esfinge beata, por los poros intranquilos de tu dermis impoluta. Seguirán mis manos imaginarias manoseando con lentitud enloquecedora tus húmedos arrabales vúlvicos hasta que alcen vuelo tus quejidos como palomas asustadas. Continuarán mis labios hostigando tu boca para escanciar de tus besos el aguamiel de tu saliva y destilar el licor espirituoso que me embriague una y otra vez de tu embrujo. Nada importa, seguirán mis voces y mis verbos asediando tu castillo nocturno hasta que cierres tus ojos deseándome como un alma confundida por todo lo largo de tu ahora interminable noche sin sueño. 

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