martes, 5 de noviembre de 2013

NEXUSES


Te quiero ver como una mantis que me devora entre sus húmedas y calientes fauces de besos, de intensos estrechamientos carnales, de empapadas absorciones lujuriosas. Como una lubrica cómplice de insomnios transeúntes por las ardientes arenas del deseo, de las manipulaciones pecaminosas, de las voluntarias y vergonzosas poluciones nocturnas. Confidente de secretos inconfesables y de desnudas fantasías mañaneras, de solitarias practicas vergonzantes y de éxtasis soterrados. Quiero ser poseedor de mis voluptuosas caricias clandestinas por el suave interior de tus muslos, por entre o bajo tus pechos mullidos y anhelantes, por el abismo encendido de tu cuerpo desnudo sobre el lecho, ser poseído por tu mano curiosa, reptante, sigilosa, que va arando los campos hirsutos de mi pubis, por tu lengua ansiosa de someterme al imperio de su lamidos. Nos veo mordiéndonos como oscuras bestias recelosas en una salvaje orgía de bocas ávidas de roer las carnes vivas, de beber los sudores acumulados en los surcos perlados de las pieles sobadas, besadas, lamidas en un arrimo de hoguera incontrolada, de quemarnos juntos y fusionados en un crepitar de quejidos, grititos contenidos y soeces susurros. Deseo hundirnos en una lenta y densa copula de caracoles embebidos, trabados en sus lubricadas blanduras, anegados en un feroz intercambio de salivas y de babas, sumergidos en sus cristalinos o espesos líquidos somáticos, sofocados en sus íntimos almizcles sexuales. Quiero fluir en ti como un demoroso y tibio aceite para que fluyas sobre mí como un óleo sagrado que me irrumpa y derrumbe, y así untados de nosotros vagar impúdicos por un único día interminable.

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