domingo, 17 de noviembre de 2013

ESPUMAS



Se me ocurre burbujear en la espuma de tu noche oliendo siguiendo los senderos de tu perfume por entre tus pechos husmeando tus pezones como un sátiro salvaje y después detrás de tus orejitas para susurrarte el crepitar de mi hoguera con su fuego vivo y punzante rozando tus muslos, y luego por toda tu piel olor a rosas para ir a morir de deseos en tus ingles ronroneando como un tigre atrapado en la danza de tus piernas entreabiertas esperando al macho encelado que vendrá a poseerte entre las espumas nocturnas. (Déjate fluir fluyendo, olvídate el día, de las horas, de los detalles de las sombras en el patio, de los pájaros y los insectos, cierra los ojos y búscate por dentro, por debajo mismo de la piel y por las rotulas y las vértebras, escarba el sijo y las cenizas, deja que tu boca bese mi boca mordiendo la almohada, asume tu cuerpo poseído y vuela sobre los campanarios y los árboles, mana el agua de tus desesperos, viértete en un hilo de agua para que tu alquimia me alcance y me ahogue en tu saliva y tus néctares, sueña, huye, imagina, escóndete de los otros y ábrete a mis deseos, florece nocturna, apacigua las voces enterrándolas en las arcillas de los muertos, déjame rastrear tus aromas hembras y abre tu flor cerrada para que yo pueda fertilizar tu melancolía.) Se me ocurre hacer como que creo que estás dormida y terminar de soltar el lazo amarillo para iniciar una travesía voluptuosa desde tu boca también entreabierta hasta tu pubis ensortijado y como un jardinero surcar el surco húmedo de tu verticalidad sexual para entreabrir con ternuras lujuriosas sus rosados pétalos de mi desesperación y semillarlo con la quemante densidad de mi pujante virilidad de fauno tuyo, el del verbo encendido.

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