''Me gustas más cuando te sueño... entonces hago de ti lo que quiero''.
Juan Rulfo.
No sé porqué, hoy amanecí entre
tus pechos, a lo largo de tus piernas, anidado en tu tibio vértice vórtice, ardiendo
en tu fuego escondido, en las azucaradas brasas de tu infierno flagrante, entre
tu pelo enredado en esa somnolencia de adormidera que te cierra los ojos como
si durmieras. Desperté contigo en tu escote como un camafeo entre tus pechos, enternecido
y asombrado, humillado por no alcanzar tu perfume detrás de la orejita derecha por
donde te voy a ir a susurrar cositas en las noches. Sé que te soñabas acosada
por mi boca en el duermevela de la medianoche, victima voluntaria de mis manos
rastreadoras involucradas en tu perfil tanguero que te traían dormida entre tu
río pardo y las callecitas esas, caminando furiosa bajo la luna negra de tu
silencio encelado, porque o
son los cristales de tus celaciones o las piedras de tus constantes desengaños
o las palomas sangrientas de tus furias o el aire de baja de las montañas o la
lluvia que no cae sobre los parques que cruzas asustada o la noche, la
madrugada, el día, el atardecer, en fin lo que sea que te evite asumir esos
deseos infructuosos que se te van secando porque ya no te envuelves con esa
bata amarilla. Luego, ya en la fase de sueño lento te vi en ese viaje
viniendo de vuelta, la cabeza apoyada en el cristal mirando sin ver la noche
vertiginosa que va quedando atrás, pensando, cruzando por un túnel, tu pena,
tus nostalgias, tu tristeza lenta y derramada que me impiden irrumpir en ti
como antes, porque ahora eres de cristal y no quiero ni rozarte para que no te
me fragmentes en finísimas esquírlas y ya no pueda encontrarte, sabiendo que es
plena primavera, y que hasta las miserias nuestras cultivadas en este valle de
lagrimas florecen con renovados colores. Como un jardinero feroz cultivo los
geranios de los rojos intensos para poseer el otro rojo rosado carne húmeda que
florece en tu pubis como una siniestra mandrágora o una lujuriosa flor
carnívora. Y a pesar de tu silencio ausencia desaparición te sabía soñando
formas distintas de estar juntos, y te soñé acosada por mi boca porque sé que así
quieres que te sueñe, y también sé que te derretirás un día, hielo al sol de
pasiones y escondrijos.
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