Déjame abrazarte apretando
nuestros cuerpos para ser una sola piel, déjame deslizar mis manos por tus
pechos, encoparlos con ternura, sobarlos suavemente, sentir los pezones que se
erectan sensibles y tímidos en las palmas de mis manos, los beso, los lamo, los
chupo suavecito, deslizo mis manos por tus caderas lentamente mientras sigo
chupando tus pezones, mi mano llega a tu pubis, se enreda en tus vellos, toco
con un dedo tu sexo muy suavemente, siento su caliente humedad, juego en tu
clítoris con pequeños círculos digitales, hundo lentamente mi dedo en tu vulva,
lo unto en tu néctar y me lo llevo a mi boca para saborear tu intimidad. Radiante y bella, más pura que la luna, cual
estatua de mármol seductora. Tu cuerpo de mujer, rara escultura. De un hechizo
de Venus tentadora. Sigo con mis dedos en tu sexo excitándote, y cuando ardes
en el mismo fuego que me consume te hago recostar en la cama y abro tus piernas
y me subo sobre tu cuerpo con mi falo duro buscando tu vulva, la punzo
suavemente, mojo mi glande en ella y la surco varias veces hasta que comienzo a
penetrar tu vagina muy lento y suave. Siento como el miembro se empapa de ti,
te penetro entero en ti y comienzo a moverme en un lento entra y sale, muy
despacio pero intensamente en tanto te susurro desvergonzadas palabras en tu
oído. De tus ojos me diste la dulzura. De
tus labios, la esencia me llevé. De tu cuerpo de mármol, la blancura. Y de tu
alma, el perfume me robé. Entro y salgo con mi verga rígida y empapada, y
te cabalgo más y más rápido, entro entero y salgo entero y vuelvo a penetrarte,
para que sientas reiterad esa sensación de como se abre tu vagina para recibir
al príapo duro y erecto, te beso con lengua humedeciendo tus labios con mi
saliva mientras entro y salgo de tu vagina, con mi dedo rozo tu clítoris a la
vez que te penetro, entro y salgo, entro y salgo, entro y salgo cada vez mas
dentro de ti, entro y salgo, entro y salgo cada vez mas rápido, siento las
contracciones de tu vagina y hundo en ella mi verga penetrando con fuerza en un
envión salvaje, siento tus contracciones como si la estrujaras, fuerte muy
fuerte, más y más, y suelto mi semen en ti, eyaculo hundiendo el miembro en tu
vagina. Orgasmas, eyaculo, un éxtasis sublime nos desmiembra, nos diluye, nos
disgrega hasta el silencio, y te voy besando con amor y ternura mientras
recuperamos el aliento. Tú fuiste la
mujer por siempre amada. La divina ilusión, bien de mi vida. Y por eso te amaré
aún cuando vivas en estatua de mármol convertida.
En cursivas: “Estatua de Mármol”,
de Octavio Mass Montes, canción grabada en 1932. Costa Rica.
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