viernes, 3 de octubre de 2014

EQUINOXIO


Te buscaré en el silencio del atardecer como tu potro amante buscándote en los prados y en los ramajes de sombras frescas sobre el agua mansa. Sentirás mis besos urgentes en tu espalda seduciendo tu voluntad amarrada a la tranquera del pudor ya inútil, el roce continuo de mi virilidad sobre por entre tus glúteos, el miembro punzando incesante. Cabalgaré mis erguidos deseos machos sobre las relucientes ancas de mi potranca deseada, jinetearé bestial y desesperado en dura penetrancia sus desesperos de hembra receptiva. Corcel potro padrillo semental bufaré los instintos atávicos que nos atan en el cubrimiento denodado y urgente en los vastos potreros de las fantasías ilimitadas. Gemirás en medio de la hoguera que nos consumirá entregados al sueño de poseernos, gemirás cuando te cubra sobre la grama fresca de tus antiguos recuerdos, gemirás entre los tiernos arrullos de tu potro que serán dulce música en el jardín de tus ansias. Curvaré mi cuello sobre tu hombro, elevaré mi falo sólido e insertante cubriéndote piel a piel lúbrico y encelado, permanecerás quieta esperando que hunda profundo mi lujuria en tu abierta lascivia floral, humedecida latiendo con el ritmo ancestral de los campos floridos. Sentirás la hondura animal de la cópula como un oleaje derramado en tu interior succionante y engarzados en esas bravuras de macho y hembra seremos purificados por los cristales genuinos de los puros instintos. Serás mi potranca en mis sueños recurrentes, apareándonos allá en los pastos largos y las aguas claras, en la vegetal intimidad de los bosques, y en la tibia comarca del lecho.


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