Desde V.
Tengo celos del espejo que refleja tu imagen con tus
grandes ojos negros del embrujo, con tu boca en complicidad sonriendo, con el
escote que urgen tus pechos, con tu pelo de fiera celosa y secreta, con la
deseada silueta total de tu cuerpo. Celos de la brillante superficie del vidrio
que abarca el dibujo de la mujer entera coqueteando en el repetido dormitorio
con todas sus fogosas ansias encendidas intentando que su figura se entregue al
goce impúdico del juego de sus manos. Celos del cristal que te mira hembra
porque posee tu desnudez cada noche y puede ver en la plenitud de tu cuerpo
toda la piel que mis manos anhelan, tus soñados senos grandes y llenos con sus
breves y erectos pezones donde mis labios beben tus deseos, el triangulo
oloroso de tu pubis con sus vellos y su carnal capullo que yo lamo y penetro
ebrio de ti, toda tú ahí desnuda, oculta y sola, buscando en tu reflejo del
otro lado donde se desata el fuego de su sexo. Y pensar que todo eso poseí un
día hundido en tu dulce piel sin sosiego, acariciando excitado tus pechos
llenos, besando tus pezones en un vicio nuevo, tocando tu sexo húmedo de
deseos, lamiéndolo sediento de tu néctar, penetrándolo como macho en celo,
hurgando con mi lengua su secreto, buscando entre su fuego tu orgasmo. Y pensar
que un día como en sueños nos poseímos con toda la furia del goce y nos
anudamos ambos desesperados, macho y hembra, húmeda y erecto, hasta saciar
todas las ansias contenidas en todo ese largo largo tiempo de mirarnos sin
ceder a los secretos deseos que besarnos.
2008
2008
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