viernes, 17 de octubre de 2014

DEL VIENTO SIN RASTRO EN BRASA Y FUEGO


Para Nada y Mora

Nada eres si mis garras de fauno lascivo no desgarran tus vestiduras de vestal, de virgen inmóvil, de fría estatua, nada sientes si mis manos no entran en tus fisuras de hembra acorralada, en tus grietas tristes de mujer buscando amor y te rompen en pedazos tus sueños inútiles y tus ilusiones de mariposa muerta. Nada gozas si mi brusca piel no te frota como la gruesa arena de tus pesadillas y hace sangrar tu piel de virginal abeja reina. Nada serás hasta que mi virilidad terrible te socave el sexo de niña y la boca de santa. Nada, nada, porque habito lo peor de ti, porque soy un parásito que vive escondido en tus más sucias oscuridades, en tus pecados, en tus sacrilegios de hembra que se miente para que las fieras que te acosan crean que te poseen porque no saben de mí. Solo por y para mí eres brasa ardiente con la piel al rojo vivo y en ese fuego inconsumado quiero quemarme, deslizar mis manos en medio de tus muslos hasta convertirme en saciadas cenizas. Quiero que sientas al hombre macho niño que me habita, mis dedos buscando y quemando las ansias de tu vulva para compartir esa hoguera que te quema y me quema. Deseo cubrir tu cuerpo con el mío, ahogándote en un mar de bocas y de besos, y entre nuestros gemidos y suspiros fundirnos en un desesperado oleaje de latidos. Ansió dejar que mi miembro ardiente y erecto entre y ahogue tu vientre de hetaira insaciable, y seas la brasa candente y el fuego ardiente donde incineraré el sagrado incienso de mis feroces eyaculaciones.

Recopilaciones 2009 y 2012

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