sábado, 18 de octubre de 2014

LA SOÑÉ DORMIDA


Me dejó soñarla sin negarme el privilegio de entrar en su sueño de una tenue rosa extraviada entre las rosas que se quedó esperando al jardinero de sus sueños sintiendo el susurro de mis besos buscándola en los altos pinares. Entonces, como un triste jardinero pasé toda la larga noche incrustado en su tibieza, la soñé dormida, soñando, yo la observaba en silencio, quietecito, olía su perfume, rozaba su pelo delicadamente, escuchaba su respiración tranquila y el rumor de sus pasos en la hojas secas del último otoño. A veces me atrevía a tocar su piel solo con la yema del dedo para absorber su calor concentrado, otras acercaba mis labios a los suyos, a milímetros del roce, solo para sentir la cercanía de un beso, y ella soñaba que eran sigilosas mariposas transparentes que la acechaban turbulentas en la voraz primavera. Avanzada la noche me fui atreviendo a dibujar con un dedo el arco de sus cejas y el borde de su boca, las oscuras monedas tiernas de sus aureolas y la cúspide rugosa de sus pezones, a trazar la ruta deliciosa que cruza por el canalillo entre sus pechos y sigue rumbo sur profundo rodeando su ombligo hasta desembocar en su vientre adivinando sus entrañas. Cuando presentí la cercana madrugada dejé mi dedo al albur de los deseos y se fue enredando en sus vellos púbicos atrapado en esa sedosidad de algas sin oleaje, y rozó en breves círculos su clitoris dormido, sonrió en su sueño soñando con un impúdico caracol enviciado, y mi dedo se aventuró a traspasar el límite y se fue bordeando tímidamente su vulva humedecida en su entresueño, delineó los cuatro pétalos y el surco quemante que da al soñado paraíso. Ya aclarando, sediento por la silenciosa travesía acerqué mi lengua a esa olorosa vertiente vertical y bebí de ella las dulces voluptuosidades de su sueño. Así se me fue la noche soñándola mientras ella soñaba con mariposas, caracoles y susurros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ecelente poesía, sensual, erótica , muy intensa. Debemos agradecer a la musa que le inspiro tan bella prosa.
Cinzia