viernes, 17 de octubre de 2014

ANTE LA MORA DESNUDA


Para la reina mora y gitana, otra vez.

Como una dorada joya en terciopelo yace tu cuerpo desnudo en rojo lecho como yace tu hermoso cabello esparcido en sensual y casto abanico perfumado, confirmando en sus matices y dorados la olorosa selva breve e hirsuta de tu pubis. Y en el rito sagrado del voyerista extasiado miro; tu ardiente piel extendida, desnuda y lujuriosa, miro tus pechos pálidos y sus pequeños pezones, tu vientre plano con ese lindo ombligo inquietante, tus muslos que son senderos al húmedo paraíso, tus caderas de hembra salvaje, tus rodillas de virginal suavidad, miro tus largos brazos delicados, miro tus pies, tus manos, tu rostro, y en el tu boca roja, tus ojos azul cielo, miro y miro tu sexo oculto entre esos vellos y me arde la brasa de mi verga entre mis piernas porque tu hechizo me incita a la masturbación escondida, entonces mi mano obligada la aprieta y masajea buscando el delicioso placer del macho solitario, y te miro y te miro y me masturbo como un potro vicioso ante tu imagen, hasta verter mi caliente y denso néctar en el clímax de la voluptuosa eyaculación, y en el último espasmo desesperado mientras cae la ultima gota de mi semen siento que el rojo de tus uñas ya sangra sobre mi laxo cuerpo ya saciado. Giraron los astros su quinquenio, despareciste en la bruma del silencio y la ausencia, pero esa dorada joya de tu cuerpo permanece reverberando en el rojo lecho y en la deliciosa erección que provoca cada vez que abro el secreto cofre de la memoria.

2009

1 comentario:

Cinzia Reinuaba dijo...

Duelo de musas al desnudo... muackkk