Arde quieto tu cuerpo en el lecho
con la hoguera viva de tu silueta, y tus inquietantes ojos de embrujo acechan
mis sueños ocultos, y en el rojo de tu boca perfecta los besos vuelan sin
tocarte alados, tenues, imposibles. Sobre el lecho tus ojos tu boca tu pelo tu
cuerpo, encienden los fuegos de la noche. Entonces fuiste esclava de mis manos
sedientas de mi cuerpo urgente de mi boca de lobo hambriento de mi verga erecta
y dura de mis perversas fantasías de tus propios instintos. Como fieras en celo
desesperados en el bosque soñado, abotonados, libres e incensurados, te penetro
y monto y cruzo como bestia sagrada que busca en ti el goce el grito el orgasmo
el aullido de hembra que retienes en tu cuerpo y que en tus insomnios muerdes
en la almohada. Allí en esa espesura hundo mi miembro en tu sexo húmedo cuajado
del néctar que lubrica tu celo. Allí entre el follaje, solos tú y yo desnudos danzamos
escondidos el acto puro del deseo, y bebes ansiosa el rocío dulzón de mi verga
saciada y de tu flor abierta bebo enviciado el agua tibia y densa con la sed de
mis sueños. Te mordisqueo muy suave ese pezón sensible, y lo succiono enviciado
para permanecer ahí, atrapado en ese punto carnal de tu cuerpo, y como un niño
hambriento beber en el tu sabor de hembra, sentir tus estremecimientos, acunar
tu pecho con mis manos tiernas y quedarme quietecito pegado a ese pezón delicioso
para que me lleves adherido a el por todo tu día.
2008-2009
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