sábado, 25 de octubre de 2014

ANTIGUOS RETAZOS


Arde quieto tu cuerpo en el lecho con la hoguera viva de tu silueta, y tus inquietantes ojos de embrujo acechan mis sueños ocultos, y en el rojo de tu boca perfecta los besos vuelan sin tocarte alados, tenues, imposibles. Sobre el lecho tus ojos tu boca tu pelo tu cuerpo, encienden los fuegos de la noche. Entonces fuiste esclava de mis manos sedientas de mi cuerpo urgente de mi boca de lobo hambriento de mi verga erecta y dura de mis perversas fantasías de tus propios instintos. Como fieras en celo desesperados en el bosque soñado, abotonados, libres e incensurados, te penetro y monto y cruzo como bestia sagrada que busca en ti el goce el grito el orgasmo el aullido de hembra que retienes en tu cuerpo y que en tus insomnios muerdes en la almohada. Allí en esa espesura hundo mi miembro en tu sexo húmedo cuajado del néctar que lubrica tu celo. Allí entre el follaje, solos tú y yo desnudos danzamos escondidos el acto puro del deseo, y bebes ansiosa el rocío dulzón de mi verga saciada y de tu flor abierta bebo enviciado el agua tibia y densa con la sed de mis sueños. Te mordisqueo muy suave ese pezón sensible, y lo succiono enviciado para permanecer ahí, atrapado en ese punto carnal de tu cuerpo, y como un niño hambriento beber en el tu sabor de hembra, sentir tus estremecimientos, acunar tu pecho con mis manos tiernas y quedarme quietecito pegado a ese pezón delicioso para que me lleves adherido a el por todo tu día.

2008-2009

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