No te sientas tan segura, puedo
entrar en tus noches y atacarte, urdir una trama de deseos, de caricias
ardientes, de oscuros instintos desatados, no tendrás donde huir porque cerraré
todas tus puertas y sentirás el aliento caliente de mi boca a lo largo de tu
cuerpo, mi lengua buscando tus rincones sensibles, mis manos recorriendo tus íntimos
refugios, escucharás tus propios quejidos en la noche, durante toda la noche, y
mis gritos de ávidos deseos hundiéndose en tus fantasías secretas, hurgando
sitios de tu cuerpo que aun no sabes que existen. Mis manos enredadas en tu
pelo, dibujando en tu rostro perturbado el perfil de tu boca y tu ojos, tocando
tu cuello a dos manos y de ahí a tus hombros desnudos, tensos de pavor y
ansias, mis manos ardiendo en tu fuego, suaves pero nítidas sobre tu piel, mis
manos urgentes bajando hacia tus pechos, cubriéndolos como palomas atrapadas, mis
dedos rozando tus pezones sensibles, mis manos bajando y bajando hasta el
centro mismo de tu vientre, hasta el ombligo deseado, ansiado y soñado, mis
manos más abajo aun, más hacia dentro de ti, mi boca ahí, en esa breve flor de
tu cuerpo buscando tu sabor escondido, sus jugos íntimos y dulces, mis labios
en tu pubis, en la flor jugosa de tu pubis apartando los vellos suaves y
olorosos, mis labios abriendo el sendero sexual, el camino del fuego, mis manos
aferradas a tus caderas amarrándote a mí, dejando tu escape cerrado, quieta,
rendida, entregada, ansiosa, mi boca ahí, en el surco de tu reino de deseos, apartando
tus rosados labios verticales, abriendo los pétalos de esa flor secreta, haciendo
aparecer el tímido botón soñado, erecto en su pequeña guarida carnal, tierno y
duro, húmedo y sensible, y entonces, solo entonces, sale mi lengua como un falo
humedecido de ansias y busca tu botón anhelante en un juego de roces, de tactos,
de hundir y sorber, de jugar a morirse de placer, de morirse de ese placer que
rompe, quiebra y desencaja, sumerge y ahoga y mis manos en ti y mis labios en
ti y mi lengua en ti y mi cuerpo tan cerca del tuyo que somos un ser de dos
sueños y escucho tus últimos quejidos como el aletear de la mariposa en su
vuelo y me hundo en ti, entero, duro, insaciado, desesperado para siempre de
ti.
2010
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