martes, 21 de octubre de 2014

EL LOBO DE LA NOCHE


No te sientas tan segura, puedo entrar en tus noches y atacarte, urdir una trama de deseos, de caricias ardientes, de oscuros instintos desatados, no tendrás donde huir porque cerraré todas tus puertas y sentirás el aliento caliente de mi boca a lo largo de tu cuerpo, mi lengua buscando tus rincones sensibles, mis manos recorriendo tus íntimos refugios, escucharás tus propios quejidos en la noche, durante toda la noche, y mis gritos de ávidos deseos hundiéndose en tus fantasías secretas, hurgando sitios de tu cuerpo que aun no sabes que existen. Mis manos enredadas en tu pelo, dibujando en tu rostro perturbado el perfil de tu boca y tu ojos, tocando tu cuello a dos manos y de ahí a tus hombros desnudos, tensos de pavor y ansias, mis manos ardiendo en tu fuego, suaves pero nítidas sobre tu piel, mis manos urgentes bajando hacia tus pechos, cubriéndolos como palomas atrapadas, mis dedos rozando tus pezones sensibles, mis manos bajando y bajando hasta el centro mismo de tu vientre, hasta el ombligo deseado, ansiado y soñado, mis manos más abajo aun, más hacia dentro de ti, mi boca ahí, en esa breve flor de tu cuerpo buscando tu sabor escondido, sus jugos íntimos y dulces, mis labios en tu pubis, en la flor jugosa de tu pubis apartando los vellos suaves y olorosos, mis labios abriendo el sendero sexual, el camino del fuego, mis manos aferradas a tus caderas amarrándote a mí, dejando tu escape cerrado, quieta, rendida, entregada, ansiosa, mi boca ahí, en el surco de tu reino de deseos, apartando tus rosados labios verticales, abriendo los pétalos de esa flor secreta, haciendo aparecer el tímido botón soñado, erecto en su pequeña guarida carnal, tierno y duro, húmedo y sensible, y entonces, solo entonces, sale mi lengua como un falo humedecido de ansias y busca tu botón anhelante en un juego de roces, de tactos, de hundir y sorber, de jugar a morirse de placer, de morirse de ese placer que rompe, quiebra y desencaja, sumerge y ahoga y mis manos en ti y mis labios en ti y mi lengua en ti y mi cuerpo tan cerca del tuyo que somos un ser de dos sueños y escucho tus últimos quejidos como el aletear de la mariposa en su vuelo y me hundo en ti, entero, duro, insaciado, desesperado para siempre de ti.

2010


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