Por la suavidad de tu piel desde
tu frente, torrente mis labios besando escurren por entre tus ojos, ceño y
nariz, por tu dedito del ángel hasta tus labios donde me demoro de comisura a
comisura en tu dulce saliva abrevando sediento, fluyo curvo por tu barbilla
lamiendo, por tu cuello hasta cruzar tus clavículas y me derramo embrujado por
el canalillo después de encopar tus pechos, de sopesar su mullida consistencia,
de deleitarme en su sensual morbidez, de saborear niño macho tus pezones. Me
dejo escurrir entre esas tibias dunas, me vierto quemante liquido en tu
estomago, en la tierna curvatura de tu abdomen, reboso lentamente el cuenco de
tu ombligo e inundo erecto tu vientre incesante con el agua impura de mi
lujuria, rebalso tu ansioso pubis anegando la selva oscura de tus vellos
olorosos, me infiltro, me evaporo, me condenso, escurro seminal por tu vulva
incendiada mojando y regando tu breve clítoris, solubilizo mi saliva con tu
néctar vaginal y bebo sediento de esa miscibilidad sexual. Viscoso encausado
por tus ingles me acumulo húmedo en tu periné arriba entre tus piernas
hirviendo, goteo tardo entre tus pálidos muslos hambriento de tus carnes
deseadas como un ebrio caudal desatado en un ferviente y acuífero erotismo, me
aconcho en tus rodillas hasta el musgo, sedimento, arena, arcilla sumergida,
desbordo las curvas de tus pantorrillas para estilar fluido en tus tobillos,
freático, subterráneo, capilar, y consumirme en el sumidero de tus pies, allí
dedo a dedo voy mojando en calientes y obscenos derrames tus secretas ansias ya
empapadas.
lunes, 12 de enero de 2015
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