viernes, 16 de enero de 2015

VERDIOSADAS INSPIRACIONES


Bajo el mullido y esponjoso oleaje verde oliva, oscuro suave, sus muslos pálidos en sus juegos de lujurias y envites, esa mórbida piel tantas veces acariciada bajo las premoniciones de la lluvia y en la altura de barcos nocturnos atracados a un puerto imaginario, blanduras de sabrosa madurez, plenitud del lamido atravesando las constelaciones lunares, la huella del corazón o la mariposa, el panal de pequeñas abejas alborotadas escondidas en el revés de la rodilla, y el asombro lúbrico, la revelación y el éxtasis de los vellos púbicos asomados expuestos visibles con delicioso desparpajo, incitación a las erectas vicisitudes del macho ansioso, turbulencias lujuriosas del piloso vértice oscuro, pendejitos, pelitos ralos, breve musgo del rincón vúlvico donde acuden a abrevar lengua labios príapo dedos, allí, su sexo negro, suave como un plumón de pájaro, entre tejidos verde petróleo, verde chartreuse, verde claro, y las florcitas desperdigadas por el campo donde ella sueña, era como un faro de sombra para mis ojos en un revuelto mar de tibias olas pálidas. Un aroma sutil como de islas exóticas en la tibieza suave de sus muslos flotaba. Servidumbres del sexo, en cópula o masturbación, deshojes del pudor, trizaduras del recato, impudicias desatadas en los segmentos del día caluroso o en las oquedades de la noche sudorosa. Una tierna jauría de canes de peluches, viciosos mirones de sus pies con sus uñitas pintadas, yace revuelta voyereando desde su ángulo favorecido el siempre oculto periné y la humedecida vulva prohibida, envidiados por el mirón siempre ansioso porque en la proximidad ardiente del placer de su carne me incendiaba el olor de todos sus secretos.

* En cursivas versos de Libros de Amor, Juan Ramón Jiménez, 1911-1912.


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