“Es innegable que a veces se crean metáforas
nuevas precisamente para dar cuenta de una experiencia interior del mundo
nacida de una catástrofe de la percepción.” Umberto Eco.
He vislumbrado tu escote tan obsesionado que aun no logro volver a
parpadear, quizá por ahí ha de
estar ese conjuro que me extravió buscando los colores de tus corpiños y esas
lunas en su poniente palo de rosa y donde mis labios son ahora sedientos por
ellas. Y me quedé esperando ese rosado lunar que tiene atrapadas esas dos mórbidas
lunas viajeras, esas lunas en rosado eclipse que me harán comenzar a pensar soñar
imaginar como cada día que quiero verlas para imaginarme que te las mordisqueo
y aprieto con mi manos hambrientas, que mamaría ese
pezón hasta morirme de incestuoso placer y dejarte toda empapada de mí en la
entrada de la noche para ir después a escanciar de madrugada la densa miel de
tu sexo y perseguirte hasta el mismo infierno si así lo quieres para poseernos
en un rito ya vivido y en este ahora recuperarlo a tientas en la oscuridad de
los silencios. Ya mañana sabremos si nos soñamos en la cópula anochecida o esta
epifanía maravillosa fue tan real como la sensación de mis dedos enredados en
tu pelo cuando nos soñamos en el otro lado del sueño. Pero quizá es tiempo de comenzar
a pensar que no existes, que fuiste una creación mía, hecha a mi manera para
confirmar mi fascinación por los
escotes, mi edípica obsesión por los pechos llenos en la vendimia de una dulce
madurez como la tuya. Ahora bien, porque ya no nos
perderemos, porque ya no podremos borrarnos de nosotros, entro en ti con lentísimo sigilo para no asustar a
las mariposas que aletean en tu pubis, y hay una tersa
luna en su mórbida semiesfera asomando en el turquesa de tu escote, pero ya es
tarde, no fui el cántaro de oro al
final del arco iris, solo fui tu macho ilusorio al
final de tus lujurias y esta es la última escena pues
ya cae el telón.
* Texto en Pasado Perfecto o Futuro Imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario