martes, 12 de julio de 2016

HUBIERAS DEL FIN


“Como si hubiera presentido mi ida.”

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte la leche de los senos como de un manantial (i), por erectar tus pezones al sentir la húmeda tentación de mi lengua, la sedienta succión de los labios libando tus pechos como niño macho, por amasar la voluptuosa blandura de esas dunas tibias como hombre niño, yo hubiera dado la mitad desierta de mi reino por habitar tu útero durante nueve plenilunios y venir al mundo reptando por tu vagina y asomarme a la luz de tu día por la mojada voracidad de tu sexo, yo hubiera esperado los siglos del diluvio aferrado a tu cuerpo penetrado en ti socavando tus entrañas en la profundidad de tu vientre, atrapado entre las suaves tijeras de tus muslos, embebido, ebrio, erecto y punzante, yo hubiera escalado los farallones donde se rompen los sueños arrastrados por la fría realidad irrenunciable que no pudiste asumir, yo hubiera dejado en tu piel el color de los geranios florecidos y los aromas de azahares de los mandarinos, yo hubiera depositado en cada uno de tus poros la miel pura de mi panal, yo hubiera caminado por la hojarasca de nuestro feliz e inesperado otoño inicial y ahora de este mi invierno de pena de este día de lluvia, mujer, yo hubiera sido tu semental, por beberte el jugo de la vulva como de una abierta rosa, hubiera sido tu amante, por beberte la saliva de los labios como de una copa enamorada, hubiera sido tu jardinero, por beberte el néctar de los besos como de una heliconia soberana (ii).

(i) “Amor”. Crepusculario. Pablo Neruda, Santiago, Ediciones Claridad, 1923.
(ii) Repetidas paráfrasis de los primeros versos del poema “Amor”, de Pablo Neruda.


No hay comentarios: