viernes, 22 de julio de 2016

PANÓPTICO DE TUS SENOS (Versión depurada)

 

Sentía su carne en mi carne y frotaba con los ojos sus senos prodigiosos. ‘Estos años’, Julio Scherer García.

La mañana se abrió con un dulzor de mielmesabe y papayuela, era un sabor distinto, sensual y a la vez acogedor, casi maternal, abrí los ojos encandilados por esas tiernas fragancias y vi tus suculentos pechos fulgurando en el íntimo azogue estremecido y su reflejo turgente viajó como un vaho carnal hacia los ojos ávidos del fauno oculto detrás de otro lejano azogue invisible. Tus senos en las copas blancas rebosando sus exuberantes curvaturas, sus pomposas suculencias, tus senos deliciosos como dos cálidos poemas edípicos, tus tersos y altivos senos que dejan a las heliconias celosas y erguidos a los geranios, esas dos sensuales lunas que abren el delirio de la sed y los apetitos insaciables de morderlos con la sexual ternura del hambriento de ti. Vi tus pechos en sus curvas maduras y salientes, en la media redondez de dulces frutas otoñales, con el resabio desordenado de todos los aromas que perfumaron esa pálida piel a través de los años incrustados en sus poros, y fue como seguir amaneciendo a la espera de los gloriosos albores de tus pezones. Y ceñí tus pechos a mi cuerpo, pasé por sus entibiadas redondeces mi mano golosa y curvé el universo según su nítido contorno, percibí su gustosa tersura iocática, su blanda saboricidad voluptuosa, su mullida convexidad de secretos ensueños adolescentes, sus combas que elevan el deseo, erectan la lujuria, despiertan la necesidad de hundirse en ese canalillo como en una tibia almohada donde están los rescoldos de antiguas reminiscencias de impuros pensamientos y de oscuros pecados.


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