viernes, 15 de julio de 2016

LA RALIDAD DEL DESEO


“El vello pubiano femenino es obvio que contribuye a reforzar el arcano”. Cunnus: Represión e insumisiones del sexo femenino. Alberto Hernando, 1966.

El suave y mullido musgo de tu pubis posee las lujuriosas nostalgias de aquellos días sin lluvia, los sabores perdidos de chocolate menta y los tañidos vehementes y liberadores del campanario en la quieta soledad de tu altísimo castillo, esa roca inexpugnable que bajó su puente tres veces escasas para que el fauno pervertido alcanzara a conocer (*) los bordes gratamente libidinosos de un complejo paraíso, esos vellos púbicos contienen en su ralo paisaje los perfumes concentrados de tu sexo, los sazones incitantes de la rosa abierta de tu vulva, y el tacto blando y empapado del voraz molusco sexual que se esconde pudoroso en tu entrepiernas, allí donde convergen las imponentes suavidades de tus muslo en una impúdica tijera de abrazantes carnes abrasantes. Y ese oloroso tejido de oscuras pelusas se extiende salvaje y desordenado por tus ingles avanzando rumbo al cuenco sabroso de tu ombligo, y por las tiernas orillas de tu vulva, por esos sitios donde mis asedios de macho erecto llevaron mis labios lengua dedos nariz a explorar las regiones de tus íntimas sensaciones mientras oía allá arriba el rumor excitado de tus quejidos, tenue maraña o delicada felpa que crecerá quizá en perpetuo secreto también en los perturbadores rincones de tus axilas. Mata de vúlvicos líquenes, en cuya su dispersa espesura anidan palpitantes las trancas de tu voluntario celibato y tus castos pudores y tus egoístas recatos, solo los dichosos ojos de un ungido voyerista pueden visualizar sus rizados misterios ocultos. Ah! pilosa champa arrebatadora, como deseo separarte sutilmente con mis dedos, llegar a tus raíces con mis yemas (i). Deja vagar mis dedos en el musgo donde el botón de rosa brilla. Déjame, entre la hierba clara, beber las gotas de rocío (ii).

(*) “... y en insaciada exploración, mi labio bajó al umbroso edén de los edenes mientras sus piernas me formaban una corona de impudor sobre las sienes...”. Miguel Rash-Isla.

(i) Oda al vello púbico. Felbarsal, 2012.
(ii) Obras prohibidas: amigas, mujeres, hombres. Paul Verlaine.


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