jueves, 5 de diciembre de 2013

VENGO


Vengo a hacer en ti con mis manos lo que noche atrás hiciste tú en ti con tu propia mano incendiando las penumbras y sus recelos de endurecido miembro cercando la medianoche de tu vertiente abierta. Vengo con la lluvia en nocturno y sorpresiva que tú hiciste llover a contramano de los climas y las certezas desérticas de orillas de mar. Vengo del nublado mañanero sobre el mar quieto de gaviotas incesantes y tardos pelícanos, a pesar de tus armas bajo el lecho, de tu voz anoche en lejos de lejos tu risa nerviosa y tus silencios inquietantes. Vengo de los minerales a flor de tierra, de los roqueríos entre los desiertos amarillos y las playas blancas. Vengo de tu noche húmeda y acá derramada, de las penumbras allá en tu altura y de las penumbras acá frente a la bahía de los piratas de mares equivocados, de las grandes flores anaranjadas de un hibiscus estallado en tu honor hirviente y en tu gloria de armada hembra esquiva. Vengo de los azules trenes metaleros detenidos en los rieles contenidos en las duras hierbas de las planicies costeras de tus inhabitados lugares. Vengo saciado de tus mis manos en tu mi cuerpos desnudos sobre el lecho de armas y el lecho de mar ajeno, de quejidos, de mis susurros, de las dos masturbaciones, recatado orgasmo y desatada eyaculación, en mitad de la nocturnidad incandescente para volver a saciarnos en los ritos de los deseos de una copula que rompe inunda consuma viola la distancia que traspasan las tus mis manos conferidas. 

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