jueves, 26 de diciembre de 2013

VERGENCIAS DEL NOMADA


He buscado por los sueños y por los lechos, por las noches calurosas de mi verano, por las gramas en el atardecer, en las calles de feria y en los parques a la sombra, y no he vuelto a encontrar tus pechos palomas deseadas para hundirme en ellos y besarlos como los besaba macho y beber niño en sus pezones la savia que me disolvía en tus brazos para que tu boca me besara. He vuelto asustado hambriento de los desvaríos y los intentos a buscar la madreperla de tus muslos pálidos en sus carnales tersuras, tus nalgas suaves que calmaban mis manos en caricias, y la verticalidad húmeda y florecida de tu vulva nido donde bebía el sumo de tu cuerpo incendiado incendiándome en su más íntima densidad sexual. Yo vengo otra vez sigiloso y cansado de la vendimia otoñal que dejó la equivocada primavera anticipada, vengo a esconderme entre tus vellos púbicos al borde de la fuente donde habité tus deseos desatados, a incrustarme en los orígenes de tu saliva, tu sudor, tu sacramentales fluidos, vengo a deshacerme en cenizas o arcillas en tu boca labios lengua sexo, a no dejar que te duermas sin mi oscura y derramada pene-tración de fauno trashumante. Otros te acosaran con sus pasiones de renuncia y sus buenos modales, otros pronunciaran las palabras en almíbar y los verbos azucarados que deseas oír por engaño, temor o recato, yo seguiré dormido entre tus dulces senos mullidos, naufragado en la mojada flor abierta de tu pubis, aferrado a la geometría perversa de tus pies, al reverso secreto y virgen de tus codos, de tus axilas, de tus rodillas, tatuado en la inquietante piel de tu vientre y de tu espalda sin despertar nunca de tu sueño.

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