No hay destino, solo existe lo que hacemos. T.
Busco la silueta de tu cuerpo
desnudo en las penumbras de mi memoria tu boca que besa lame besa succiona besa
y sigue besándome desde un cercano pasado donde poseía sus labios su verbo su
lengua sus palabras y sus salivas en la tibia humedad de las noches en hoguera.
Busco tus manos acariciando los paisajes de mi cuerpo aferrando al ídolo en tus
lujurias de ojos cerrados tus manos en mi en ti en nosotros surcando
deslizándose abriendo apretando busco tus deseos esparcidos por la madrugada
por la grama verde y fresca de las mañanas tus lubricas ansias intestadas las
veleidades de tus celos hirientes y tus eróticos oleajes de furias desatadas en
obscenas impiedades en sensuales fervores en carnales emanaciones. Busco más
allá de tus muslos de tus pechos de tus pies dedo a dedo de tu vientre ardiente
de tu pubis enselvado más allá de tus ausencias silenciosas de tu quietud
observante y majestuosa de la pena de no volver a poseer tus quejidos tus
susurros tu voz quebrada por la libido derramada. Busco la consumación
inconclusa la vendimia de tus néctares gota a gota el secreto que incita dilata
tu flor sureña la sinuosa certeza de ser tu amo y señor sobre las brillantes
ancas de la potranca salvaje. Busco inquietarte aunque te escondas en la triste
unción de inalcanzable deseada desaparecida.
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