jueves, 9 de abril de 2015

ESAS ALTURAS


Sopeso sus carnalidades incitantes, su mullida densidad instaurada en las profundas raíces del tacto ávido de mórbidas lisuras, rozo las inquietantes rugosidades que las coronan en las turgencias de sus inhiestas cimas, encopo sus tibios volúmenes sintiendo el extravío sensual del instinto, recapitulo otras consistencias similares, revivo otras combas caricias, me deslizo por sus paralelas convexidades intentando fluir como una lluvia de hirvientes aguas desperadas, surco, subo, aprieto atrapo entre mis dedos con levedad de entomólogo las breves protuberancias sensibles como si fueran punzantes mariposas, hundo sumerjo mi rostro en sus blanduras ebrio de esas tersuras suaves y perfumadas, sostengo en una doble idolatría edípica esas palomas bamboleantes, mis manos las tocan con placentera delicadeza, como dulces frutas maduras, como sedosos racimos de las uvas del deseo, remonto las elevadas dunas que definen ese voluptuoso horizonte, levanto su cálido espesor de arenas húmedas, percibo extasiado la oscilación estremecedora a cada paso, en perfil en escorzo de frente mismo, mis labios rememoran atávicas instancias, sensitivas ternuras primordiales, bloqueadas sensaciones extraviadas en el tiempo o sublimados deseos impuros, prohibidos, de ascender con los ojos cerrados las trémulas colinas del desgarro, cuento el pasar de las horas en esos péndulos oscilantes, causas y origen, embrujos de antiguas reminiscencias, obsesivas manipulaciones que intentan rememorar una y otra vez lo que la memoria fue perdiendo en el tráfago compulsivo de esa búsqueda sin sentido, o en la catarsis de las vanas infidelidades que nunca supieron que eran solo objetos incluidos en una trama sin fin que iba desde una hendija inicial a los solitarios páramos de ese férvido instante en que estrechaba sus deliciosas opulencias contra mi torso desnudo.


No hay comentarios: