viernes, 15 de abril de 2016

AMISTOSA GRATUIDAD


Hurgo por entre tus muslos exhibidos con afán de calentura, deshago tus remilgos de beata malhumorada, te dejo florecer en tu sexualidad emparedada haciendo como que no miro, te quiebro los pudores para que no te acosen los arrepentimientos y sigas jugando los juegos de desborde y las lúdicas locuras, te ultrajo los recatos de púdica dama medieval y te dejo soñando en una violación inminente. Tus muslos bajo ese sedoso azul violeta, como en una fantasía surrealista, como estremecidos por un relámpago, y el borde negro de enagua edípica con su festoneado encaje, y las reminiscencias de antiguo voyerista que acuden a la miel de tus piernas desnudas. Cinco veces revive el deseo de acariciar esas carnes de ingle a tobillo, de lamer las rodillas y sobar las suavidades que acceden a la fuente apretadita del goce que estruja y hacer verter la liquida densidad del macho estremecido. La vigencia de la tentación de ir a por tu sexo aunque en el después se desaten tus incomprensibles tormentas de mujer mantis, de araña carnívora, de serpiente ponzoñosa, y te encierres en tus repulsiones instintivas, y dejes que el silencio indague por tus iras de doncella abusada humillada violada. Y disfrutas la sensación de saberte deseada, e imaginas una mano frotando un príapo endurecido en honor a tus piernas extendidas sobre el lecho, y sabes que unos ojos ávidos buscan entre esas mórbidas suculencias los invisibles vellos de tu pubis con el loco delirio de una fiera perturbada. Lo sabes y lo gozas sonriendo, porque como has dicho: “Las pajas son gratis”.


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