domingo, 10 de abril de 2016

EL FAUNO DEL CAMBIO


Cuanto has cambiado desde que entré a tu vida echando la puerta abajo. No golpeé la puerta con timidez de enamorado. Desde el primer instante, me  sentí dueño de tu cuerpo y de tu alma. Te hice sentir que todo cambiaba en tu vida, esa pequeña vida tuya de mujer sola, de comodidad, de blandura, se transformó como todo lo que yo tocaba. Yo hice reflorecer la hembra que desde muy joven le gusta andar desnuda en la casa, sintiendo esa secreta sensualidad del pecado, de lo prohibido, esa hembra que ahora sale a la calle a comprar sin calzones, aunque sea por flojera, pero igual sintiendo en su intimidad la sensación del roce de la ropa en su entrepiernas, en su pubis ansioso, la exhibicionista mañanera enviciada en mostrar como jamás pensó sus pernis y sus pelis, muslos ingles y vellos púbicos, con o sin bragas, con camisola o nada, desvestida, desnuda, sugerente y sin reconocerlo, excitada. En todos esos momentos, yo escribía estos textos, que te hacían subir al cielo o bajar al mismo infierno, con la crudeza de mis palabras que te quemaban como brasas. Ahora percibes y vives con otra intensidad la sensación de lo que te era vedado, de la transgresión, de la sensualidad viva y punzante, ahora el sexo es un tema para pensar y soñar, ahora puedes abrirte a tus propios deseos, pueden rozar tus dedos sin vergüenza los bordes de tus otros labios, el cauce húmedo, el protuberante capullo sensible. Todo se transformó en tu vida. Entraste a un mundo que antes nunca soñaste que existía desde que yo penetré en tu vida. Y aun te quedas a veces en tu solitaria altura pensando en todo lo que has cambiado gracias a mí.

Nota,- En cursivas, paráfrasis de un fragmento de la Introducción a Los Versos del Capitán de Pablo Neruda.


No hay comentarios: