viernes, 15 de abril de 2016

LOS FUEGOS DEL JUEGO

No me provoques que amanecerás mordida, con las marcas de mis besos por tus dunas y rincones, con las huellas de mis dientes en tus pechos, tus pezones adoloridos, y tu cuerpo saciado de lujuriosos juegos nocturnos. Juegas otra vez con fuego niña atrevida, cuidado! que puedo quemarte enterita, y tú ya sabes que soy bueno quemando porque ardo con los fuegos de la carne encendida y erecta, estas encendiendo un fuego que después no podrás apagar, ya te he quemado hasta perder la razón más de una vez, y nos quemamos ambos juntos en la misma llama, una sola brasa fuimos en el mismo paraíso o infierno hasta alcanzar el abismo de tus furias. Traveseas ingenua con mis deseos y pasiones contenidas, con mis flamas surgentes y mis lavas ardientes, lúdica y coqueta, me desbordas en los tenues suburbios de mis excitaciones, me arrastras por los límites de tu piel desnuda y tus manos suaves, por la mórbida y ampulosa lisura de tus senos, por el salvaje contorno de tu pubis donde sumergido me disgrego en las calientes arenas del árido desierto del sin ti. No me provoques con tus verbos impuros y tus embrujos de hembra madura y alocada, con tus hechizos turgentes o tus encantos de pira y yesca, porque te soñaré a mi modo niña atrevida, dibujado en tu almohada, en tus sabanas, tatuado en tu escote, grabado a fuego en tu ingle, te soñaré mía absoluta y total, hasta que seas húmeda rosa en mis labios incinerados en ti.


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