Para Mrc Brt, con respeto y lejanos
deseos.
Juegas a exhibir con sensual desparpajo tus
hombros, brazos, caderas, piernas; muslos pantorrillas pies, tu mano en la
rodilla, de tu negro pelo un fragmento, tu cuerpo en impura desnudez incitante.
Juegas con mis deseos exhibida de morena piel desnuda, sin rostro sobre las
arenas, desde atrás, cómplice e incógnita, solo dejas tu dorso a los viciosos
mirones que caemos en tus trampas invocantes de rígidas erecciones. Juegas a la
femenina tentación mostrando la suave tersura de tu espalda, la voluptuosa turgencia
de tus glúteos, toda la piel de tu cuerpo tostado por las íntimas caricias de
un sol que envidio porque te toca y mira como si te poseyera en ardientes deleites.
Juegas solo cubierta de los negros hilos del mínimo recato y ese pequeño
triángulo blanquinegro que se inserta en tus delirantes tibiezas, en la
dividida exhuberancia de tu envés, en las deliciosas combas de tu atrás. Juegas
sentada como una reina en su breve trono, inquietante y excitante, silenciosa y
ausente como la estatua de una fuente o la escultura de una erótica sirena, como
una soberana de dulces impudicias y seminales vertientes. Juegas a la lujuria trasera
que desbordas en ansias penetrantes, en mórbidas lisuras exultantes, en una
sabrosura que rige febriles elevaciones viriles. Juegas volteada, negada,
girada hacia tu propio horizonte, solitaria musa de fervientes varones que te
miran con ojos de machos urgentes, tal como yo te miro sobando acariciando
palpando tu reverso con mis ojos ansiosos de volver a verte en los sueños, pero
esta vez muy cerca y de frente.
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