¡Cómo podría yo entonces ser feliz con
tu regreso
si ni siquiera tus besos me han logrado
conmover!
“Tu regreso” E. H. G.
Si yo volviera por las huellas que dejé en
tu piel esos días de los nocturnos sin plenilunios, por el abismo de esas horas
en que el silencio se retorcía en sus veremos, por el sendero de piedras
dormidas y arenas de otros tiempos, volvería a robarte los besos de la deuda
impaga que dejaste por altivez o desasosiego, volvería a devorarte con mis
oleajes de tormenta hasta que te rindieras otra vez a los designios del deseo, te
haría cerrar los ojos con mis labios pecadores para que no te dolieran los
vientos de lujurias y fuegos desatados que sin perdón ni nuevo comienzo iría
rasgueando en las tensas cuerdas de tu cuerpo, iría desarmando en tu voluntad
de papel y anilina por los bordes de tus pudores y en los oscuros laberintos de tu memoria, allí
volveré a ser el mismo extraño que fui para ti al final de aquellos destiempos
y desengaños, en vano habrán sucedido los años, nada se ha borrado en ti ni
está reseco o marchito, ni las cicatrices de lo soñado y no vivido, ni la rosa
escondida que abría sus pétalos a mi antojo, ni
los vestigios que nuestra pasión embebida de incertidumbres, ni las
marcas indelebles de las garras de mis palabras y mis besos envenenados, todo
volverá desde el ayer como otra perfumada primavera, porque sabes que si yo
volviera por los tatuajes que dejé en tu piel esas noches sin luna, volvería a
poseerte en la espesura de mis obsesivas lascivias para no quedarme atrapado
mirando extasiado tu imagen en esa playa de mar azul y bajamar, de albas
espumas y de verdes roqueríos, soñando con ese sensual botón punzando ese rojo
que perturbó para siempre los solitarios trasiegos de este lobo sin regreso.
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