En los secretos
ríos de la noche, en el confuso fluir de las lujuriosas corrientes los deseos
brotan, crecen y florecen en un silencio
de tenues murmullos y ardientes quejidos, desnudos y anónimos los
cuerpos se anudan dormidos en un sueño desesperado de voces atrapadas en las
gargantas inundadas. Surgen las impúdicas caricias, los besos mordidos, la
punzante penetración y la abierta recepción, la locura los invade de
estremecimientos y el goce los anega de gritos ahogados en las bocas
entreabiertas. El albo velamen del lecho se empapa del éxtasis desatado entre
las palabras de amor que se extravía en las brasas del nocturno, elevando una
comarca de tiernas concavidades que se humedecen en los íntimos licores carnales.
En la alegre dulzura nupcial calman la sed que los quema como una hoguera viva
que arde en sus entrañas, otra vez sus soledades de ocultan en las penumbras
que deja el resplandor de los deseos de la vedada ignición. Asidos de las manos
con los ojos en los ojos el embrujo del momento se fragmenta, y los labios
susurran un pequeño adiós temporal. Todo ha sucedido en la ebria imaginación del poeta que en busca de un
lúbrico gozo se precipita en un erótico suicidio por el abismo del inquietante
y voluptuosos escote de la musa imposible, ahí se desliza mortal y extasiado
por el tibio canalillo que sustenta las ansias de la impúdica caricia por esos
pechos soñados y del beso que se incinera por ir a rozar sus negados pezones.
Nota.- En cursivas la
reescritura del poema “Amar lo prohibido” de Mariana Potosi.
(Derechos de Autor
Reservados.© ISBN: 978-9974-8557-2-4)
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