martes, 20 de septiembre de 2016

VISIONES DEL PECADOR


Para LHSA

Me sorprendo espiando y deseando las ampulosas suculencias de tus pechos sometido al abierto e insinuante descaro del escote, queriendo ser la solitaria perla en tu cuello a punto del suicidio ahí en lo alto del delicioso acantilado de tu excitante canalillo y rodar ebrio de tu piel por ese tibio abismo carnal, por las tiernas blanduras de esas dunas de suaves arenas bamboleantes, describiendo los arcos que tienden tus pechos maduros, soñando perpetrar en ellos el último pecado de la carne antes de irme a vagar por el infierno y seguir buscándolos allá en sus babilónicos tugurios. Hasta donde, me pregunto curioso, llegará el soberbio tajo de tu escote, profundizará, me imagino excitado, por tu estomago cruzando el pequeño cuenco de tu ombligo, seguirá por tu vientre palpitante hasta la lasciva comba de tu pubis bajando (quizá entre la espesura) por el surco oloroso y húmedo de tu flor abierta a mis delirios, descenderá por la mórbida consistencia de tus muslos, por las duras monedas de tus rodillas, por las curvas tentadoras de tus pantorrillas para ir a saciarse de sexual fetichismo en la osatura estremecedora de tus pies. Ah! como quisiera abrir aun más tu colorida blusa de verdes violetas blancos y negros y acceder a la plena pomposidad de tu busto para despertar por sorpresa tus pezones prohibidos a punta de lentos besos ensalivados y hundirme en tu opulenta tetamenta como un náufrago desesperado que delira entre la sed de succionar con lujuria tus senos y el hambre de morderlos hasta que grites en medio de la misteriosa, ambigua y libidinosa sensación que mi boca te provoque.


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