sábado, 17 de septiembre de 2016

CUANTOS POR ESE AZUL


Para LGH, en su azul devorante.

Cuantos morirían por despeñarse en la hondura de tu escote, por hundirse entre las lunas soberanas de tus pechos, por naufragar en ese tibio canalillo que las divide, por extraviarse extasiados por esas mórbidas dunas, por buscar el aroma de tu piel en el ansioso delirio de esas amplias turgencias arrastrados por sus oleajes. Cuantos suicidas habrán cerrados los ojos en su último instante para volver a ver las mullidas blanduras de tus senos y soñar que dormir en ellos por almohada ha de ser el paraíso. Cuantos machos te seguirán imaginando en tu lecho desnuda como una maja esperando el ceremonial del deseo. Cuantos mástiles se elevarán en los océanos de las lujurias para zarpar a tus cercanías y desembarcar sedientos en las islas donde maduran los dulces frutos de tus pechos. Cuantos buscarán ese azul que dibuja tu estilizado contorno o el ribete azul y celeste que circunda tu escote y glorifica tu busto, o los breteles que pueden deslizarse impunes desde tus hombros. Cuantos observarán hambrientos de obsesivas lascivias la sensualidad de tu piel dorada por un sol que envidian y la pálida y exquisita lisura de tus piernas y de tus muslos, o el inquietante azul y su sombra que demarcan el triángulo de tu lúbrico y cálido monte de la diosa del amor y la belleza. Cuantos poetas como yo hilvanarán sus versos inspirados en el rosado sombrero, en tus ojos ocultos en las oscuras gafas y en la sonrisa que vuela de tu boca como una alegre gaviota.


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