Para MC
Reina serás mientras
te devoren los ojos del deseo, princesa de serenas noches de antiguas
primaveras, hoy tu madurez hace en ti la dulce vendimia otoñal y las delicias
de tu escote vibran en las vides del estío y laten las secretas lujurias
despeñándose por ese canalillo y un tibio vaho de persistencias, un aroma a
mujer deseada, un perfume de íntimas rosas ocultas decreta tu lúbrico reinado. Bajo
esas negras y amplias dunas voluptuosas palpitas soberbia de tus embrujos de
hembra y de tus mórbidas lunas llenas, y un ámbito de lascivas sensualidades
desatadas define la poderosa vertiente sexual que aflora y se inflama en las
sombras de la misteriosa profundidad de tus ojos, en la risa franca y alegre de
esos labios que dibujan el beso, en el oleaje salvaje de las guedejas de miel
de tu pelo, y en la suave tersura de todo el territorio de tu piel desnuda. Alguien
imaginando traza con la sutil caricia en sus dedos las oscuras líneas de esos
breteles dibujados desde tus hombros, alguien derrota la inevitable distancia y
como un leve vaho va dibujando y rozando extasiado el fino arco que separa las
soberanas combas ampulosas de intenso negro noche de la mullida carnalidad y la
exuberante blandura de tus pechos. Alguien fluye ardiendo por un abrasador
sueño imposible, de blandos tactos, de muelles turgencias y placenteras
sensaciones, se derrama con los ojos cerrados por entre la calidez de tus
senos, los encopa y los lame y los aprieta y los amasa y los goza, y abre, en
el sueño, esas dos grandes copas de obsidiana que los contienen como perfectos
e inviolables capullos para aferrarse, en el sueño, a tus prohibidos y ocultos
pezones. Reina serás mientras te sueñe devorada por mis deseos.
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