jueves, 26 de febrero de 2015

BELLA SEÑORA BARONESA


“Emmanuel, estas como el vino, sigo siendo tu chica de humo, me siento enamorada”. La Baronesa

Relumbra incitante en la noche, encantadora, y se desliza sensual con su coqueta mirada esparciendo en el aire un aroma de mujer prohibida, entre tierna y dulce, pero intocable. Háblame de ti bella señora, de ti y de lo que sientes, de tus silencios, de tus sueños, y  de los amantes que habitan clandestinos esos sueños. Te miras al espejo por la mañana sin miedo, porque aunque tu piel ya no es aquella porcelana sabes vivir cada instante en románticos arrebatos. Háblame de ti bella e imposible Baronesa, háblame de ti sinceramente, regálame la pequeña esperanza de un día poseer tu misterio, en cualquier lugar donde tu playa y mi lluvia desaten la tormenta que un día no prometió el destino. En ti está mi paraíso perdido, allí soñamos sin nombres ni apellidos, llévame contigo a la tibieza que escondes entre tus pechos, a la humedad negada de tu sexo, al sabor embriagante de tu saliva, al roce voluptuoso de tu boca recorriendo en mí tus dominios. Deja resbalar tu vestido, regálame la madura desnudez de tu cuerpo antes de que llegue el invierno, vive el aquí y el ahora de este estío, deja que me acerque a poco a poco para que estalle mi cuerpo ardiendo en tus ardores, háblame de ti bella señora lejana, de tus secretos deseos en la noche oscura, de las ansias que anegan de sudor tus insomnios, del porqué de tu quieta persistencia de altiva escultura. Me tanteas, me enciendes, me coqueteas, y te evaporas siempre como una intangible hembra de humo. Bella dama, bella playa, bello atardecer, pero estas de otro enamorada.


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