jueves, 19 de febrero de 2015

LENTO CELIBATO


En el delirio y tormento del desesperado celibato, lento el tiempo o imposible la distancia, ardo en los fuegos de tu cuerpo, en la visiones, las memorias, los estragos que dejó como huella o marca en los lúbricos laberintos de mis instintos, desnuda perla fosforeciendo en las mañanas, cuerpo que se entrega a la dulce vendimia del que mira y mira extasiado las soberanas sinuosidades exultantes de la deseada hembra plena, vigente, eterna y enmascarada. En la sed y el hambre de la reseca abstinencia, vicisitudes o circunstancias de la rutina, del desengaño o de la ausencia, me inserto en los ceremoniales del vicio solitario, la mano roza sobajea soba aprieta frota ritmea el miembro con lenta fruición, pecadora gozadora impenitente sube y baja el prepucio, urge incesante el desate, la vertencia, la placentera eyaculación. La lengua se desliza entre los labios entreabiertos, los ojos cerrados para dejar que la imaginación florezca en la absoluta oscuridad y el deseo surja como estallido, fulgor o destello y se extravíe en los paisajes de siluetas o sombras que son patrimonio ancestral de la tormentosa lujuria. Me incinero incrustado en las brasas que dejé encendidas un día entre tus muslos, saboreo otra vez la miel densa que escurrió de tu vulva, huelo el leve sudor de tu piel enjaulada, y volvemos a besarnos acariciarnos frotarnos masturbarnos, a copular como fieras salvajes en un lecho que gira sobre si mismo en la convergencia de todos los objetos y los rostros mientras el atardecer termina allá afuera sus trabajos en la liturgia final de otro día vacío.


No hay comentarios: