(Dueto Ella – Él)
Hombre, búscame, esta noche iré
sedienta de tus deseos, ansiosa de tus besos, necesitada de ti, de tu cuerpo,
has que el nido de tu brazo me cobije, quiero besar tu desnudez con mis labios
ardiendo en busca de la savia que guardas en la tibieza de tus piernas.
Acariciaré tu cuerpo como artesana de la greda, lameré el sudor que desprenda
tu locura, despertaré tus deseos con mis manos calientes, tocaré con hambre y
sed tu hombría, me quemaré en tu fuego hasta convertirme en ceniza, déjame ser
tuya hasta que la aurora alumbre nuestros cuerpos desnudos en la arena.
Sembraremos luceros que alumbren como luciérnagas el camino de la pasión y los
deseos. Hembra mía, ven a los arcos
incendiados de mis brazos, satura de besos todas mis bocas y mis vertientes,
déjate derramar por mi piel desnuda, por el inhiesto miembro erguido en tu
honor y gloria de mujer seducida, por los bronces vencidos de mi pecho macho, y
por eternos esquistos seminales de tu pubis. Inserta tus ardores entre mis
labios, ahógame o inúndame, pero no cohíbas tus manos ni tu boca ni tu vulva y
fluye por mi espalda liberada de suspiros y venganzas, ilumina tu densidad
sexual y acógeme en tu reino de ninfa desatada para encontrar el sendero de tus
aromas que llevan a los lúbricos abismos de la pasión y los deseos. Voy con
mis manos a tu pasión cargada de ansiedades buscando mi clímax, dejando que mi
placer fluya hacia ti desde mi ardor a tu río. Te anegas de mi espeso brebaje con los ojos cerrados y tus labios
entreabiertos en el intento salvaje de desbaratar la estremecida sed de tu
orgasmo.
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