miércoles, 25 de febrero de 2015

DELICIOSA AMBIGUEDAD


Para P. en su V.

“Te mandó mi sentimiento y mi deseo de estar mil noches para tu placer” P. H.

Hice que tu roja boca revoloteara sobre el túmulo del goce, mariposa lamedora hirviendo en su voracidad oral con su lengua enroscada en lo carnal de efímero erguimiento, en el ídolo penetrante, punzón que no hiere, lingam sagrado al que te prosternas sin mirar mi rostro avergonzada de ceder a su endurecido capricho y a tus desarmados pudores. Hueles los erectos perfumes de la fálica tiesura, degustas el sabor del pecado insistente, de tu vicio soberano y urgente, lames, mamas, chupas, succionas, tus labios orales entregados al loco frenesí de la felación ensimismada, con femenina ambigüedad aferras aprietas masturbas para borrarte sumergida en tu bifurcada ansiedad, sin máscara, maquillada a la luz de tu confusa e ilusoria realidad, soberbia hembra declarada saboreas sensaciones y emociones, sensibilizada más por la curva que por largura, grosor o dureza, gozas la tiesa y tersa consistencia carnal en su viril almíbar seminal. Atravesamos la ciénaga de los sobajeos, de los gozos de la eyaculación, te disgregas en placeres prohibidos, sorbes avergonzada como en un sueño vedado el semen que te escurre denso por la comisuras, tu lengua repite el rubor de tus mejillas, estremecida te vierte en una breve erección clitoriana, siempre bajo el fuego de besos insinuantes, desesperada en el torbellino de impúdicas manos atareadas en leves penetraciones, con lenta sensualidad el momento emerge en un misterioso orgasmo destellante. Saciados e impuros abrimos la puerta del recato y salimos a las calles entre el vuelo de palomas y el aura del origen, muy de lejos los ojos inquisidores nos ven siluetas diluidas en las sombras; un caballero y una dama paseando.


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