viernes, 27 de febrero de 2015

TOPOLOGIA, HUMOS, AUSENCIA


“Otro amor platónico... sí, soy una chica de humo”. Isidora

Humo, humareda, vaho sobre los espejos, bruma del amanecer, una silueta difuminada en sus propios sueños, escondida en la niebla del pudor mordiéndose los labios abrasada por las sábanas de su larga noche repetida en la silenciosa desesperación del cuerpo que se deshace en impúdicas caricias que no rozan ni tocan ni palpan, que no arden en sus huellas por los pechos sensibles, el vientre palpitante, el pubis incendiado, los muslos apretados, las piernas inquietas atrapadas en el lecho reseco, sin los ansiados sudores perfumados de la cópula. Medianoche con olor a humos lejanos e imposibles, sueños de hogueras quemando los pliegues de la piel, de llamas arrasando el oloroso bosque de los vellos púbicos, de brasas vivas calcinando los íntimos senderos por donde escurren las solitarias lujurias, del fuego de un aliento macho en su cuello devorándola, de uno labios calientes escaldando el tibio canalillo, de unos dedos ardiendo insertos en la vulva anhelante, de una lengua esparciendo la lava ardiente de la saliva por vedados territorios. La fogata fulgurando con la hojarasca del insomnio, el hálito caldeado que evocan los pezones, succiones y pellizcos, las incandescentes fumarolas de un fálico volcán que añoran los muslos, lamidos y mordiscos, la inflamada impenetrabilidad decretada por la distancia, por el tiempo, por el azar o el recato ante el verbal acecho. Polvo llevado por el viento, cenizas, finas arenas, recorren las desérticas madrugadas, vacías, el martirio de la luz que atraviesa las cortinas e inunda de rutina deshojada otro largo y tedioso día en celibato.

Nota.- La Topología es la rama de las matemáticas dedicada al estudio de aquellas propiedades de los cuerpos geométricos que permanecen inalteradas por transformaciones continuas.


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