“Otro amor platónico... sí, soy una chica de humo”. Isidora
Humo, humareda, vaho sobre los
espejos, bruma del amanecer, una silueta difuminada en sus propios sueños,
escondida en la niebla del pudor mordiéndose los labios abrasada por las
sábanas de su larga noche repetida en la silenciosa desesperación del cuerpo
que se deshace en impúdicas caricias que no rozan ni tocan ni palpan, que no
arden en sus huellas por los pechos sensibles, el vientre palpitante, el pubis
incendiado, los muslos apretados, las piernas inquietas atrapadas en el lecho
reseco, sin los ansiados sudores perfumados de la cópula. Medianoche con olor a
humos lejanos e imposibles, sueños de hogueras quemando los pliegues de la
piel, de llamas arrasando el oloroso bosque de los vellos púbicos, de brasas
vivas calcinando los íntimos senderos por donde escurren las solitarias
lujurias, del fuego de un aliento macho en su cuello devorándola, de uno labios
calientes escaldando el tibio canalillo, de unos dedos ardiendo insertos en la
vulva anhelante, de una lengua esparciendo la lava ardiente de la saliva por
vedados territorios. La fogata fulgurando con la hojarasca del insomnio, el hálito
caldeado que evocan los pezones, succiones y pellizcos, las incandescentes fumarolas
de un fálico volcán que añoran los muslos, lamidos y mordiscos, la inflamada
impenetrabilidad decretada por la distancia, por el tiempo, por el azar o el
recato ante el verbal acecho. Polvo llevado por el viento, cenizas, finas
arenas, recorren las desérticas madrugadas, vacías, el martirio de la luz que
atraviesa las cortinas e inunda de rutina deshojada otro largo y tedioso día en
celibato.
Nota.- La Topología es la rama de las matemáticas dedicada al estudio
de aquellas propiedades de los cuerpos geométricos que permanecen inalteradas
por transformaciones continuas.
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