Y hay algo que me falta, y hay un
silencio, una ausencia, no sé, a veces la casa se llena de fantasma alegres y
no puedo encontrar el rincón donde solito pensarte, desearte y sentir esa
lengua tuya deliciosa lamiendo los recovecos de mi piel ansiosa, y sueño
arrinconado por cualquier esquina que te encuentro y someto mientras miras
desde el balcón buscándome en tu horizonte sin mí, y yo sigiloso perverso te
pene/tro por la espalda y tú indefensa te me rindes a mi dura/erecta presencia
ardiente, quemándote por dentro y me respondes con esos movimientos que sabes
que me enloquecen y te muerdo despiadado hasta hacerte gritar de dolor/placer
para que se te quede hasta el eterno la cicatriz en tu cuerpo trémulo del calor
de mi lavas escurriendo por tus piernas, y te vas quedando quietecita a
contraluz del crepúsculo lunar, y tus nalgas de hembra en celo se apegan mis
ingles y se mueven hacia atrás y hacia delante, en inquietantes zigzag, en
círculos concéntricos, en locas espirales retorciendo el roce de mi verga en el
surco de tus ancas suaves y veleidosas mientras yo entro, encuentro, pene/tro,
y allá arriba de voy besando el detrás de tu cuello con mi nariz y mi boca
enredadas en tu pelo ensortijado, y te sigo besando por tu espalda siguiendo
tus aromas y sabores, bajando lento y húmedo hasta la coqueta concavidad que
limita la convexidad de tu trasero de yegüita fina de pastos tiernos, y beso
entero lo cóncavo/convexo de tu cuerpo esperando que lo abotone en una
perturbadora copula animal, pero yo sigo en besos húmedos buscando hacia abajo
del bajo y beso las curvidades de tus pompas de hembra plena y ofrecida, y beso
en surcos el surco entre ellas y hundo por entre ahí mis besos siempre
buscando/hurgando hasta que entro/encuentro la florcita anal que ya late
hambrienta de mis besos y de mi lengua fálica y me quedo clavado/hundido de
besos y lamo y saboreo incesante, impertinente, insaciable porque te pienso y
me piensas, y hemos desatado los deseos dejándonos consumir por esas llamas
ocultas, incendiados de todos los fuegos que surgen del volcán de nuestras
fantasías que te susurro en sucias palabras al oído detrás de ti en ti,
acoplados/machihembrados como hambrientas bestias desatadas, unidos finalmente
por mi verga en tu flor del sur, mi manos/garras en tus caderas y mi erección entrando/pene/trando
en tu cuerpo esperando que grites mi nombre en el desamparo de nuestra desatada
perversión. Vale.
sábado, 9 de febrero de 2013
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