Se me viene tu recuerdo, tu
imagen, tu sabor intenso de perfumes y piel, se me viene como un oleaje desde
el centro esencial de la noche y yo en su borde esperando, urdiendo de a
poquito tu cuerpo, incrustando en la visión de las penumbras tu cabello
ensortijado, tu rostro de mujer hembra amante, tus brazos ansiosos, tus pechos
plenos con sus pezones intranquilos, tu torso y tu vientre, tus muslos suaves,
tus piernas acariciables, tu entero cuerpo instando, excitando, insinuando
placeres de piel contra piel, de sudores perlando, de humedades intimas que
fluyen o se derraman o escurren, de bocas buscando, de lenguas trabadas en una
danza procaz donde florecen las impudicias que se han callado a la espera de la
nocturna primavera. Pero no es desnuda que te me vienes en la orilla insómnica
de la noche entre las sabanas quemantes en sus roces fálicos, no, te me
apareces semidesnuda, como vestida de una timidez virginal que abruma en su
dulce sensualidad contenida, y me vuelvo niño en ese vaho de ti que se esparce
por el lecho que quema con las primeras brasas de una solitaria adolescencia
donde ya buscaba tu recuerdo aun sin imagen y si saber de tu sabor intenso de
perfumes y piel.
sábado, 9 de febrero de 2013
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